SE ACABÓ LO QUE SE DABA...
Muy buenas noches.
Ya hace unos días que no escribo nada en el blog. Pido mis disculpas. Estas semanas son de evaluaciones y actividades complementarias varias que me comen muchísimo tiempo.
Eso no significa que no haya seguido con mis prácticas y la consiguiente reflexión.
Esta semana he estado mostrando mi punto de vista práctico con respecto a la enseñanza de la lengua extranjera.
El martes he realizado una serie de actividades en un aula de tres años y en otra de cuarto de primaria.
En estos momentos recuerdo la razón de ser de hacer las cosas bien en un aula. No me voy a poner filosófica, no os preocupéis.
El caso es que en el aula de tres he seguido el esquema que he observado previamente en mi compañera. Todo actividades orales que trabajaron vocabulario, atención, respuesta por parte de los alumnos…
En el aula de cuarto he podido comprobar que los alumnos de esas edades todavía se dejan maravillar por un pequeño cuento y un par de juegos dinámicos. La verdad es que ha sido muy interesante el ver su manera de recurrir a los recursos que poseían para poder superar los retos que se les planteaban.
Ha sido un interesante colofón a mis prácticas escolares.
Como conclusión a estos días, me quedan unas ganas enormes de tener en mis manos la oportunidad de poder cambiar las cosas. Nunca perdiendo el Norte de lo que se está viviendo ahora. Al fin y al cabo, nunca puedo olvidar que la realidad es la que es y yo, como mucho, solamente puedo darle un pequeño toque de color.
Mi intención es buscar la colaboración de algunas de mis compañeras, las jóvenes, como se les suele llamar, y aprovechar el hecho de que son el sesenta por ciento del profesorado de lengua inglesa en el centro.
Puede ser que me conforme con poco, pero el haber podido sacar como conclusión esta idea me parece suficiente para pensar que estas prácticas no han sido nada más que un “antojo burocrático” para mí.
Dentro de unos días volvemos a vernos en clase.
Espero que hayáis disfrutado en vuestras prácticas tanto como yo. A pesar de los pesares vale la pena luchar por una educación de calidad.
Os lo dice una profe que lo vive cada día con sus chiquitines de seis añitos.
Un saludo.
Mª del Mar.